La espera de más de 70 años para Carlos III y el pueblo británico llegó a su fin con la coronación del ahora monarca y su esposa, la reina consorte Camila. Una celebración austera, según los términos del propio rey, quien exigió que se mantuvieran las tradiciones para no incurrir en gastos innecesarios. Sin embargo, durante los tres días de festejo, no faltaron despliegues de opulencia y 2,000 invitados de lujo que incluían mandatarios, políticos, realeza internacional, y celebridades. Pero, ¿Cómo se dio todo?
Carlos estuvo oculto a la vista durante la parte más dramática del servicio en la Abadía de Westminster de Londres el sábado. Detrás de una pantalla de tres lados, el decano de Westminster derramó aceite sagrado de la ampolla, un frasco dorado en forma de águila, sobre la cuchara de coronación, y luego el arzobispo de Canterbury ungió a Carlos en la cabeza, el pecho y las manos, de acuerdo con la Liturgia de la Iglesia de Inglaterra.
De fondo, el Coro de la Abadía de Westminster cantó el himno “Zadok the Priest” de George Frideric Handel, compuesto para la coronación del rey Jorge II en 1727 y tocado en todas las coronaciones británicas desde entonces. Después de coronar a Carlos, Welby gritó: “Dios salve al rey”, y como dicta la costumbre, los asistentes repitieron las palabras que proclamaron a Carlos rey.
Al igual que su esposo, Camila también fue coronada. El arzobispo de Canterbury la ungió con aceite sagrado, esta vez a la vista de la audiencia, antes de que le colocaran la corona de la reina María en la cabeza.
La música sustentó toda la celebración, como marca la historia. Cada etapa estuvo marcada por una gran obra coral, un motete etéreo, una composición de órgano extravagante o una melodía evocadora, todo interpretado por algunos de los cantantes y músicos más destacados del mundo.
Las especulaciones generalizadas antes del sábado sobre si el príncipe Harry estaría en la coronación de su padre, fueron el plato fuerte en los medios del mundo. El duque de Sussex asistió a la ceremonia de coronación en la Abadía de Westminster el sábado, aunque sentado en la tercera fila. Por otro lado, la duquesa de Sussex, Meghan Markle, no asistió a la celebración, quedándose en los EE. UU. con sus hijos debido al cuarto cumpleaños de Archie.
El rey y la reina consorte viajaron en el carruaje dorado, mismo que se ha utilizado en todas las procesiones de coronación desde 1831. Siguiendo el protocolo, la familia real hizo su aparición oficial en el balcón del Palacio de Buckingham tras la coronación. Después de que el rey Carlos III y la reina Camila fueran coronados, ellos y otros miembros de la familia regresaron al palacio para la procesión de coronación.
A su llegada, el rey y la reina aparecieron en el icónico balcón del palacio. A ellos se unieron otros miembros de alto nivel de la familia real, incluidos el príncipe William, la princesa Kate, el príncipe Edward y la duquesa Sophie. Sus hijos, el príncipe George, el príncipe Louis de Gales y la princesa Charlotte, así como James, el conde de Wessex y Lady Louise, además de los pajes de honor y las damas de honor de Camila, también aparecieron en el balcón.
Andrea Bocelli, Katty Perre y Lionel Richie estuvieron a la cabecilla de la lista de artistas que engalanaron el concierto celebrado el 7 de mayo, en honor a los monarcas. El escenario de la celebración fue los predios del Castillo Windsor, en donde más de 20,000 invitados y medios se congregaron. El concierto fue televisado y transmitido a millones a través de las señales de radio y televisión de la BBC.
El clima no favoreció al rey Carlos, y aunque la lluvia no pareció perturbar a las multitudes, sí alteró los planes para el tradicional vuelo aéreo de la Royal Air Force. El despliegue estuvo formado únicamente por helicópteros y los coloridos Red Arrows, y no por los esperados Typhoons, Spitfires, Hurricanes y Lancaster bombers.
